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El aliciente de impartir niveles avanzados, por Asunción Ruiz

Está claro que cada nivel tiene su “atractivo”. Cuando enseñas idiomas a nivel principiante, vas viendo cómo el alumno avanza, cómo adquiere poco a poco los conocimientos que le hacen ilusionarse con el idioma, porque ve la diferencia con el momento en que empezó y no sabia absolutamente nada.

Pero la enseñanza del idioma en niveles avanzados es totalmente diferente: los alumnos tienen un conocimiento del idioma que les permite desenvolverse con cierta independencia en ese idioma. Esto hace que el profesor se encuentre más “a su nivel”, puesto que puede utilizar el idioma objeto de estudio durante todo el periodo de la clase, y los alumnos son capaces de seguirla, la mayoría de ellos sin problema.

Cuando estás con alumnos de niveles avanzados, quizá se perciba menos el progreso del alumno, pero la exigencia es muy importante: no solo se les exige a los alumnos, ellos exigen al profesor sin darse cuenta, con el trabajo diario y hay que estar a su nivel, lo que implica estudiar, prepararse, y no dejar de ilusionarse en ningún momento.

La enseñanza de idiomas en niveles avanzados es enriquecedora, enseña más al docente que a los alumnos, puesto que requiere una actualización constante y un aprendizaje continuo, y se avanza junto al alumno, día a día. Para un profesor de idiomas, los niveles avanzados implican que el profesor continúa aprendiendo a la vez que comparte sus conocimientos con sus alumnos, y al final eres uno más, aprendiendo y enseñando, pues llega un momento en el curso en que no sabes quién enseña y aprende más.

Creo que para un profesor de idiomas, los niveles avanzados son la garantía de estar en contacto con el idioma, seguir aprendiendo y saber que siempre queda algo por aprender.



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